Varias ilustraciones del reverso. Algunas las hice para mi próxima publicación Seguir el trazo. Las he trabajado sobre un papel que deja que traspase de tinta hacia el otro lado. No me quedo con la parte A, en la que se trabaja, sino con la parte B, el reverso.
Ese papel blanco crudo me pide que pinte por una cara para sorprenderme de lo que va a ocurrir por la otra. El dibujo es distinto si hace calor o frío en el ambiente, si repito los trazos de forma lenta o ajetreada, si aprieto arrastrando o sobrevolando, si echo vaho mientras aplico el color o no, si superpongo dos colores rápidamente o espero unas horas. Las formas van saliendo a flote de forma extraña y eligen vivir como le apetece. Si cambio el papel pasan otras cosas, pero no éstas.
Hay que enamorarse de los accidentes como si fueran profecías matéricas, aislarse con ellas para no perder la capacidad del ensimismamiento.
Varias ilustraciones del reverso. Algunas las hice para mi próxima publicación Seguir el trazo. Las he trabajado sobre un papel que deja que traspase de tinta hacia el otro lado. No me quedo con la parte A, en la que se trabaja, sino con la parte B, el reverso.
Ese papel blanco crudo me pide que pinte por una cara para sorprenderme de lo que va a ocurrir por la otra. El dibujo es distinto si hace calor o frío en el ambiente, si repito los trazos de forma lenta o ajetreada, si aprieto arrastrando o sobrevolando, si echo vaho mientras aplico el color o no, si superpongo dos colores rápidamente o espero unas horas. Las formas van saliendo a flote de forma extraña y eligen vivir como le apetece. Si cambio el papel pasan otras cosas, pero no éstas.
Hay que enamorarse de los accidentes como si fueran profecías matéricas, aislarse con ellas para no perder la capacidad del ensimismamiento.